A medida que el otoño se hace presente, la banda sonora de nuestras vidas va cambiando según la estación, y hay canciones que se quedan en la piel como tatuajes invisibles. Purple Rain de Prince es una de ellas. Sin importar las veces que la escuche, siempre me toca un nervio diferente. En ocasiones es nostalgia, en otras remordimiento, sea como sea siempre regresa y se queda hasta que nuevamente el sol comience a brillar intensamente.

Prince canta sobre el momento en que algo se quiebra, en que ya no hay vuelta atrás. Comienza la canción preguntándose qué más se pudo hacer frente al inminente cambio en una relación. El remordimiento es el sentimiento que engloba la primera estrofa. ¿Acaso sin darnos cuenta hicimos daño?, ¿o sin querer empujamos al otro a tomar decisiones para una etapa mejor, aunque esa etapa nosotros no estemos contemplados?
I never meant to cause you any sorrow
I never meant to cause you any pain
I only wanted one time to see you laughing
I only wanted to see you laughing in the purple rain
Nunca quise causarte ninguna pena
Nunca quise causarte ningún dolor
Sólo quería una vez verte reír
Sólo quería verte riendo bajo la lluvia violeta
Purple Rain nos centra en esa grieta entre lo que fue y lo que está por ser. Y aunque todos decimos querer cambiar, crecer, evolucionar, la verdad es que muchas veces nos resistimos con uñas y dientes a lo que ya conocer. Porque cambiar duele y el dolor, en vez de asumirlo, lo disfrazamos de culpa.
El incansable cuestionamiento del remordimiento
Nos bombardeamos con cuestionamientos de si algo más podría haber hecho. Quizás si me hubiera esforzado más. Quizás si no hubiera dicho esto o aquello. El peso del remordimiento que se siente pareciera ser un pesada roca sujeta a nuestros pies que nos frena a dar el siguiente paso, un freno en el umbral de un cambio. Pero la transformación, como la lluvia morada, no pide permiso. Cae y moja todo lo que somos. Y si no nos entregamos, nos arrastra.
Es curioso que, frente al cambio, nos aferramos a lo que ya conocemos como si fuera un refugio. Incluso cuando ese refugio está lleno de goteras, de continuos desencuentros, de trabajos que ya no nos inspiran, de rutinas que nos apagan y consumen. Santificamos lo que ya no nos sirve sólo porque lo entendemos y estamos habituados a él. Y por el contrario, demonizamos lo nuevo, por el sólo hecho de no tener forma o nombre.
Pero el cambio no es el villano de la historia. El miedo, sí. El miedo es el que nos frena con sus preguntas: ¿y si lo nuevo es peor? ¿Y si lo nuevo no me gusta y quiero regresar? Pero tal vez la pregunta real sea otra: ¿estoy lista para lo que venga? Y si no lo estoy, ¿cómo me preparo para soltar? porque soltar significa dejarnos llevar, abandonar el control y ahí es donde Prince nos canta:
Es hora de que todos busquemos algo nuevo, eso significa que tú también
It’s time we all reach out for something new, that means you too
Sólo quiero verte bajo la lluvia violeta

Frente a estas dudas y cuestionamientos Prince no nos da respuestas. Solo canta, y en su canto nos invita a quedarnos bajo la lluvia morada. A no huir de esta lluvia que llega a transformarnos, donde el agua nos renueva y hace que la nuestra antigua versión caiga y se diluya en la lluvia que cae. Prince nos invita a dejarnos mojar por esa transición que puede doler, pero también limpia, sana, e ilumina.
No hay transformación sin una pequeña muerte. Cuando termina una etapa, ésta no desaparece, continua en nuestras memorias, queda impregnado en nuestras futuras decisiones y la forma en que enfrentamos lo nuevo.
Analizando la canción Purple Rain, las relaciones constantemente cambian, crecen y mueren, y ahí permanecen en nuestra memoria. Con las personas pasamos de desconocidos a amigos, de amigos a amantes, de amores a desconocidos. Todas son transformaciones que se viven en las relaciones, y naturalmente sentimos incertidumbre. Así es como muchos viven el amor.
Quizás el verdadero acto de amor propio no es resistir el cambio, sino honrar lo que fuimos y dar un paso hacia lo que aún no somos. Cuando llegue le momento debemos dejar el miedo atrás y quedarnos bajo la lluvia morada.